jueves, 4 de julio de 2013

.

Lo que tú llamas rebeldía, yo llamo cobardía.
Cada vez que escatimas en usar el verbo AMAR, con tu tono sarcástico,
yo no puedo dejar de observar un tibio niño al cual han rechazado.

Tú bien cruzas los ríos, atraviesas fronteras, tú bien escribes poemas!
Tú miras películas con una interna absoluta indiferencia,
tú puedes hablar de los males del mundo con la mejor de las eficiencias.

Pero no puedes mirar a alguien a los ojos, y decirle que tienes todo para dar.
O que no lo tienes.
No puedes dirigir tu visión al futuro, porque en verdad te aterra la muerte.

Ésa, probablemente, sea la más sutil de nuestras diferencias;
yo puedo venir a decirte cuánta barbaridad se me acontezca, pues he perdido la vida, soy sólo un pedazo de tierra.

Mientras tú lo analizas todo, cómo si tal demencia no fuera síntoma de esquizofrenia.
Y aúnque creas que cuánto más camines, más acrecentarás independencia,
yo he venido a decirte, que nada importará demasiado, cuando tu vida perezca.

Por éso, cariño, te invito a al suicidio de todos tus emblemas, te invito a mirar crecer, de abajo, la hierba fresca. 
Desnúdate y acuéstate sobre un lecho de auto-inexistencia, para volver a la vida y apreciar las verdaderas proezas, que no tengas dudas, no son otra cosa que el valor de vivir para amar con la mayor de las franquezas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario