domingo, 3 de febrero de 2013

Me conmoví, sentí pena porque ahi estabas.
Durmiendo un sábado a la noche en tu cama.
Me conmovió más eso que todo el resto de lo que te pasaba.
Sentí pena y me acerqué.
Sin recordar que todo perro en rabia, ladra.
Ladra, y muerde, qué no!

Y recordé por qué estás tan sola,
y comprendí por qué te alejabas
de todo aquél que atente a tu castillo de naipes,
donde quien gobierna no sos precisamente vos.
Castillo de casa, perro, niños y cuerneras,
de silencio sin violas, sin libros, sin sueños ni euforias.