miércoles, 30 de enero de 2013

No...
ni es cielo ni es azul,
ni es cierto tu candor,
ni al fin tu juventud.
Tú compras el carmín
y el pote de rubor
que tiembla en tus mejillas,
y ojeras con verdín
para llenar de amor
tu máscara de arcilla.

Tú,
que tímida y fatal
te arreglas el dolor
después de sollozar,
sabrás cómo te amé,
un día al despertar
sin fe ni maquillaje,
ya lista para el viaje
que desciende hasta el color final...

Mentiras...
son mentiras tu virtud,
tu amor y tu bondad
y al fin tu juventud.
Mentiras...
¡te maquillaste el corazón!
¡Mentiras sin piedad!
¡Qué lástima de amor!

martes, 29 de enero de 2013

Dios, dáme fuerzas para aguantar la horrible luz del día que ilumina sus caras,
sus caras que no están más tristes por la guerra,
sus caras que no están más huecas por el hambre,
sus caras que no están si quiera llenas de ira, o rabia, o algún sentimiento noble.
Sino que son pobres rostros vacíos, carentes de todo REAL afecto,
sus rostros completamente limpios pero no completamente vírgenes.
Sus rostros que conocieron lo verdadero,
que probaron y se regocijaron en el cariño sincero.


Dios, dáme fuerzas para cantar, para hablar, para decir y para no callar,
a todos ésto hombres tristes que ya no tienen ganas de escuchar,
que perdieron sus oídos hace tiempo,
cuando el dañino diablo malhumorado les cortó las orejas y las piernas.
Nada honesto ni nada confeso sale de sus bocas,
y las mentiras anidadas a sus almas parecen ser el caramelo más dulce que les hayan regalado,
cuyo sabor a seguridad y estima, les alimenta el ego, no más lo sea por un rato,
aunque un rato pueda durar algunos años.

Dios, dáme fuerzas para no quebrantar los castillos de arena que han construido con tanto trabajo.
Dios, dáme fuerzas para que todo el vendaval de realidades que mi alma pueda escupirles no se desate.
Dios, dáme fuerzas para imitarles en algo, y hacer de cuenta que nada de todo ésto existe.
Dios, dáme fuerzas para olvidarme tambien de mi.

Dios, dáme fuerzas para volver a mirarles algún día, y que mis ojos sean realmente hostiles,
realmente crueles, pero que mi boca sea realmente dulce.
Dios, dáme fuerzas para nunca más mostrarles todo, pues ellos pueden, y prefieren,
que sigas siempre a su lado, más no sea para ignorar todo aquéllo que te digan, más les respondas todo aquéllo que siempre han adorado.
Dios, dáme fuerzas para entender que las verdades incómodas son siempre más crueles a las mentiras reconfortantes.
Dios, dáme fuerzas para compadecerme de sus falsedades, pues son el reflejo más triste de un océano de lágrimas que aún no están dispuestos a derramar.

lunes, 28 de enero de 2013

domingo, 20 de enero de 2013

Abro la heladera. Saco un postre casero y pienso.
Camino dos pasos a la computadora, dispuesta a comerlo, y veo.
Cosas blancas.
Se estará pudriendo.
Y pienso.
La vida debe ser algo más que mis uñas verdes, (muy de moda, por cierto).
Seguramente debe ser algo más que ser un rico aunque moribundo postre en descomposición.
A veces pienso que la vida es todo lo que puedo tocar en mi guitarra, pero entonces sería creer que es muy poca cosa.
Muchas veces comprendo todo en el momento de liberación cognitiva más elevado que consigo al estar en un escenario. Pero qué es eso?, Qué es un escenario?, si a veces ni siquiera existe.
Y entonces pienso, qué desnudez todo esto!!!
Qué desnudez mostrarles lo que vengo escribiendo, en la intimidad de mi angustia, de mi sexo, de mis logros o fracasos a oyentes indirectos que tal vez ni siquiera están interesados en escuchar, o mejor dicho en verme tirada sobre el suelo, rendida como una puta ultrajada en su juego, absolutamente entregada a sus más cruciales indiferencias.
Caminando de la heladera para acá, pensaba en eso de "la felicidad en los detalles", (en las pequeñas cosas, adjudico que debe ser). Pensaba, por ejemplo, que mañana por la mañana, en vez de matarme, iba a recordar a la actriz de la película que vi hoy, y al jugar un poco a imitarla, tal vez la rabieta unidireccional se me esparza por el aire.
La felicidad será lograr que los momentos de mierda se acumulen solos para un "más tarde"?

Mi nombre es Natasha, tengo 23 años, mido 1.55 y no me gusta esquivar el dolor.


Bienvenidos