jueves, 2 de mayo de 2013

Ya sabiamos que tu destino no podría quebrantarse.
Tu agenda moral, familiar, tradicional y costumbrista de ninguna manera podría violentarse.
Y eso que casi te creíste por un minuto tu estúpida rebeldía.

De repente, vienen a mi tus últimas palabras:
"Por un momento yo pensé que ésto era la vida, casarse, tener hijos, y nada más"...

Pero siempre supimos que del dicho al hecho...

Ahora, desentenderse en sólo 3 días, ya es demasiada inestabilidad!

Cuánto amor, y cuánta ternura me despierta tu falta de estima...
Me genera un sentimiento de afecto que me dirige a quererte siempre,
aunque te sepa débil, y te sienta idiota.
Porque en verdad lo eres.
Pero sólo alguien más.
Alguien que, entre tantos, forman esas masas inanimadas de seres orgánicos, productivos, eficientes, cuasi "inteligentes" (inteligibles, les va mejor), esos seres que hacen crecer los edificios, las plantas y los pollos con hormonas, esos seres que curan lo que arruina el alcohol.
Oh, alcohol, una nueva mala palabra.

Si hubieras arruinado algo, podría idolatrarte.

Podrías ser como la especie de yonkie que tuvo todo, lo perdió, y ahora se comporta porque lo valora.

Pero no, ni siquiera rompiste algo alguna vez.

Tu caja de cristal silenciosa, jamás se acercó siquiera al centro.

Vives en tu barrio de muñecas, sentadote en tu mesa pegada siempre a la pared DERECHA jaja...

Tu triste vida, tu malgastada y mal lograda vida...

Mi buen augurio, en tu memoria, o al menos en lo que conservo de lo mejor que pudiste ser.

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