lunes, 11 de marzo de 2013

"Lo que muchos llaman AMAR consiste en elegir una mujer y casarse con ella.
Las eligen!, te juro, los he visto!!!.
Como si se pudiese elegir en el amor!...
Como si no fuera un rayo que te parte los huesos, y te deja estaqueado en la mitad del patio"

Racionalizar los pensamientos es atestiguar en contra de nuestro insípido dote de naturaleza.

Fragmentar las palabras, dejar alguito para después de medianoche,
cuando acostarse en la cama triste reclama algo dulce para calmar las ansias.
Es un crimen, insisto en que es un crimen ponerle raciocinio a lo que no se ama.
Traer a colación viejos recuerdos,
amarrar con hilos de seda un harapo viejo que nos apaña.
Es un crimen no reconocerse cobarde,
tan estúpidamente cobarde como para no abandonar el barco que se timonea.
Un barco directo al naufragio lúgubre que, de por vida, nos robará la vehemencia.
Sólo por un cumplimiento,
un enlace moral encubierto en forma de afecto.
Una explicación personal y curiosa, ininteligible, a lo que no nos roza, a lo que no nos atraviesa hondamente.
Un snobismo bizarro, una clara muestra de pánico.


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